
El alma, la forma.
Visualizar en el vacío dejar en bruto tallar,
dar un rostro ocupar espacios donde antes la nada.
Iluminar desde dentro lo suspendido en la altura manar agua de bocas vivas en las calles de los hombres.
Los niños y el agua los niños y el aire los niños y la paz.
El hombre literario el hombre mudo cuyo cuerpo habla en los silencios y los ojos ven y miran traspasando los espacios moldeados por las manos la blancura de quien busca versos en la piedra y los esculpe una y otra vez y el eco le devuelve la belleza.
... Impronta a Jaume Plensa, por Ana María Espinosa.
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